Cambio climático producto de la movilidad urbana
Mucho se habla del cambio climático producto de la movilidad urbana. Sobre todo en el escenario español, se trata de un debate que ha impregnado el ámbito de la política. Muchas ONG (Organizaciones No Gubernamentales) demuestran con fehacientes estadísticas que la movilidad urbana es una de las principales causas del cambio climático. Esto en razón que la mayor parte de los cambios atmosféricos, obedecen a las emanaciones de CO2.
Es por esta razón que muchas naciones han firmado pactos como los acuerdos de París, los cuales se comprometen a bajar de manera relevantes sus emisiones de CO2. No obstante, hay que indicar que esto no solo incluye la industria, sino también las derivadas de los medios de locomoción.
Respecto a España, se ha abogado mucho sobre un cambio climático producto de la movilidad urbana. Esto en razón que el transporte citadino es el responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono, siendo por ello un asunto que ha ganado bastante atención.
El impacto de los desplazamientos en vehículos
El caso de las ciudades es tan relevante que se ha buscado reducir en un 35% los desplazamientos en vehículos particulares. Esto deja una interrogante: ¿qué alternativa usar entonces? Hay muchas ideas al respecto, no obstante la que más se suele mencionar el uso de novedosos coches eléctricos para evitar el consumo de hidrocarburos y las secuelas del dióxido de carbono.
No hay duda que buena medida ha devenido un cambio climático producto de la movilidad urbana. Por ello, también se ha planteado fomentar el uso de la bicicleta, tal y como ha ocurrido en Holanda o en Bélgica. Igualmente, un paliativo inmediato consiste en aumentar en un 15% la ocupación de los vehículos particulares, de manera de reducir el volumen de vehículos.
El contexto de las ciudades españolas
Si hablamos específicamente de España, hay que indicar que las localidades urbanas de Madrid, Barcelona, Bilbao, Málaga, Valencia y Sevilla son las que mayor porcentaje de contaminación por efecto de transporte producen. Esto ocurre por su población, sumado al hecho que sus infraestructuras tienden a favorecer el uso de vehículo.
Los recientes estudios que versan sobre un cambio climático producto de la movilidad urbana, han hecho que las alcaldías y entes locales empiecen a buscar alternativas para cambiar el escenario del transporte citadino. En particular, el caso de Barcelona es en donde más se han hecho esfuerzos, pero algunos de sus proyectos no han sido del todo exitosos. En dado caso, lo importante es que estas ciudades ahora compiten entre sí para ver cuál logra las primeras soluciones exitosas.
Algunas soluciones planteadas
Muchas ideas han salido al vuelo, algunas a muy largo plazo y otra de índole más inmediatista. Un ejemplo es Bilbao, donde la empresa de transportes bilbaína ha principiado unos ensayos con autobuses 100% eléctricos. Se trata de vehículos con una autonomía de unos 200 kilómetros.
Otra opción indicada es la utilización de una flotilla de taxis de tipo eléctricos, los cuales ayudarían a suplir el transporte público. No obstante, el gran problema de los automóviles de este tipo es su limitada autonomía, es decir, duran poco con la energía eléctrica. A esto se añade la escasez de puntos de carga rápida que deben estar en ciudad, suerte de sitios similares a las “gasolineras”, pero que en este caso suministran recarga eléctrica a los coches.
Otra opción planteada para solventar el cambio climático producto de la movilidad urbana proviene de la empresa privada. Tal es el caso de la compañía Mercedes, que ha puesto a disposición algunas pruebas de autobuses que funcionan con hidrógeno. De este modo, se comprueba que hay muchas ideas. Sin duda, el escenario urbano va a cambiar, pero antes sobrevendrán nuevos modos de movilización enfocados en tecnologías poco contaminantes.